martes, 11 de septiembre de 2012

MEDICINA BIOENERGÉTICA

¿Qué es la medicina energética?


La medicina energética reconoce la energía como una fuerza vital, en movimiento y muy determinante sobre la salud. Es un sistema de autoayuda donde sanas tu cuerpo activando tus energías sanadoras naturales y restaurando las energías que se han debilitado, bloqueado o desequilibrado.



La Medicina Energética renueva, equilibra y ayuda a fluir las energías vitales del cuerpo. Es la medicina más antigua, segura, orgánica, accesible y barata. Te enseña a participar de forma más plena y formada en tu propia sanación, en tu salud y en tu bienestar.
Las técnicas de bioenergética son también un complemento a otros tratamientos médicos o alternativos, o pueden utilizarse como sistema integrador completo de cuidarse a uno mismo y de auto-ayuda. Puede ayudar en el tratamiento tanto de enfermedades físicas, así como problemas emocionales o mentales, y puede promover y aportar altos grados de bienestar y desarrollo.
 Fluidez, equilibrio, y armonía pueden ser restaurados y mantenidos dentro del sistema energético y de manera no invasiva haciendo:
---Tapping (toques o golpecitos), con diversas técnicas de masaje, o conectando con puntos energéticos específicos, trazando o girando con la mano sobre determinados caminos o meridianos de energía.
---Haciendo y practicando con ejercicios y posturas diseñados para tener unos efectos energéticos concretos.
---Con un uso de la mente  enfocado en mover energías específicas.


El término bioenergética ha incluido la aplicación de las leyes de la termodinámica a los organismos vivos, la expresión de la vida emocional en el cuerpo físico y el análisis de procesos fisicoquímicos, emocionales y mentales como un campo integrado de actividad vital.
El cuerpo humano es una batería natural que genera energía eléctrica en un ambiente de iónes. Aunque los huesos y las articulaciones nos dan fuerza y forman la estructura corporal, por sí solos no son capaces de mover el cuerpo. Los movimientos son el resultado de la contracción y la relajación de los tejidos musculares que rodean los huesos. Las fibras musculares se contraen o se relajan como resultados de cargas bio-eléctricas y de cambios iónicos de los tejidos.
El campo electromagnético humano es controlado por las leyes de la polaridad, similares a las de los campos magnéticos clásicos. A través del sistema nervioso autónomo. La respuesta emocional estimula las glándulas endocrinas para que liberen elementos micro-químicos en el flujo sanguíneo y en los tejidos. Estos elementos alteran la conductividad iónica de los tejidos corporales. Por lo tanto, las emociones afectan la polaridad eléctrica del cuerpo, alterando indirectamente el ambiente iónico de las células y los tejidos.
 Somos un sistema bio-magnético (principalmente compuesto de moléculas polarizadas, como pequeños imanes, de agua) que interactúa en un planeta igualmente con campo magnético. Nuestros órganos más importantes, como el corazón o el cerebro, funcionan por impulsos eléctricos y generan ondas medibles. El corazón produce un campo electromagnético cinco mil veces más potente que el del cerebro. Este campo es la onda portadora de todas las demás actividades eléctricas, lo que explica que en condiciones de registro adecuado el electrocardiograma se pueda captar en cualquier parte del cuerpo. Así, por ejemplo, en la cabeza se puede captar el electroencefalograma como una pequeña oscilación que "va a caballo" sobre la onda electrocardiográfica.

 La energía circula por nuestro cuerpo siguiendo leyes particulares que han sido estudiadas y utilizadas por otras culturas, dando lugar a medicinas como la china, con sus circuitos de los meridianos acupunturales por donde pasa el “Chi” (A la luz de los conocimientos actuales, la realidad eléctrica, fisiológica e histológica de los puntos de acupuntura es hoy indiscutible. Como vías de menor resistencia eléctrica de posible conducción de corriente directa la existencia de los meridianos esta aún hoy sujeta a discusión aunque la prueba clínica de su vigencia después de milenios es, sin duda, más importante que la probable constatación biofísica) o la aryuvédica de la india, con sus Chakras y sus circuitos polares por donde circula el “Prana”.



En otra proxima entrada os enseñaré una rutina bioenergética para hacer un equilibrio general de los sistemas.
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domingo, 2 de septiembre de 2012

THE PIANO GUYS




Simplemente Sublime. Una música para disfrutar y un video maravilloso. y este otro para divertirse mientras se oye y se vé.

CUANDO MUERES SÓLO CAMBIAS DE CONCIENCIA.

Aceptar
La ciencia ignora o niega cuanto no puede explicar, pero eso no quiere decir que no exista. La vida del doctor Van Lommel es una apuesta por la verdad, por muy inexplicable que parezca, más allá del camino trillado de la ortodoxia. Han pasado diez años desde que hablamos, pero al estrechar su mano en el aeropuerto de Amsterdam (viene de conferenciar en Atlanta) me sonríe como a un viejo amigo y experimento una íntima sensación de paz y seguridad. El doctor Van Lommel se ha asomado al otro lado sin dejarse en éste el sentido común y lo que ha visto es bueno, aunque, para dominarnos, nos hayan infundido el miedo a verlo. Aceptarlo es aceptarnos y sentirse mejor.

Madurar es liberar la conciencia de la edad: he tratado a jóvenes con experiencias después de la muerte más maduros que yo. Mi padre era neurólogo y yo quise ser físico: ahora estudio física cuántica para entender qué sucede tras la muerte. La fe es otro camino a la verdad.

C
uando enseñaba Cardiología en el hospital de Arnheim -800 camas- ya investigaba cómo algunos pacientes, tras infarto y muerte clínica, volvían a vivir.

...
Hasta que en 1986 leí el testimonio de un estudiante de Medicina, George Ritchie, que resucitó tras nueve minutos de muerte clínica. Me impresionó tanto que empecé a estudiar en profundidad esos casos.

¿Tantos había?
En 1988 ya tenía doce episodios incuestionables y creé una red de investigación con otros diez hospitales holandeses. Iniciamos un estudio clínico prospectivo de 344 pacientes, que publicó The Lancet (2001).

Causó un impacto mundial.
Tanto que ya le avancé entonces, cuando usted me entrevistó, que, tras 31 años de cardiología, me iba a dedicar en exclusiva a las experiencias cercanas a la muerte (EDM).

¿Qué hemos aprendido desde el 2001?
Tenemos más preguntas, además de la clásica: ¿si la conciencia es un mero producto del cerebro, cómo puede sobrevivir y explicar la experiencia de la muerte?

¿Qué dice la ortodoxia médica?
Que se trata de meras alucinaciones causadas por la anoxia (carencia de oxígeno).

¿Y qué le dice su investigación?
Si la causa fuera la anoxia, todos los que vuelven a la vida tras la muerte tendrían EDM, porque todos la sufren, pero, en cambio, sólo el 18% tiene esas experiencias.

¿Qué explican sobre ellas?
Coinciden en hablar de recuerdos, cognición y emociones y mantienen la identidad, un punto crucial, porque el ego es el enlace entre la conciencia y el cuerpo.

¿Luces, voces, su vida en un instante...?
Las han experimentado miles de personas, pero no todos las explican por temor a ser tachados de lunáticos o porque creen que las causan la medicación o la enfermedad.

¿Todos experimentan lo mismo?
No todos experimentan todo, pero todos citan algunas experiencias recurrentes que coinciden en un cruce espacio-temporal.

¿A qué se refiere?
Es la revisión de la vida pasada, pero también la futura y presente: algunos, al volver, anticipan sucesos y reinterpretan los ya pasados, así que suelen cambiar de pareja, de trabajo, de existencia, porque han contemplado su vida en conjunto durante su EDM.

¿Cómo son esas visiones?
Inefables, a menudo el lenguaje carece de términos para explicarlas. Una EDM de tres minutos puede requerir semanas de testimonio en el que no se repite un solo episodio. El tiempo, como le decía, transcurre de un modo único en síntesis con el espacio y una constelación de familiares y afectos.

Por ejemplo.
Un paciente refiere cómo en su EDM había visto a un señor desconocido sonriéndole. Diez años después, su madre agonizante le reveló que él era hijo de una relación extramarital y le mostró una fotografía de su padre biológico, asesinado en un campo de concentración: era aquel señor sonriente.

¿Cómo sabe que esos pacientes clínicamente muertos siguen conscientes?
Lo prueban cientos de casos. En Conciencia más allá de la vida explico el de un hombre de 43 años que nos llegó cianótico, frío, sin tensión y con las pupilas dilatadas. La enfermera le extrajo la dentadura postiza y la depositó en un cajón. Resucitó inexplicablemente tras un largo coma y preguntó por sus dientes.

Si estas vivo, resultan muy útiles.
Reconoció, al verla, a la enfermera y le pidió que se los devolviera. Ella nos llamó alarmada y entonces el paciente nos relató en detalle lo que habíamos dicho y hecho cuando llegó muerto a urgencias del hospital.

¿Y usted qué cree?
Nuestra conciencia no es más que un retransmisor para esta dimensión de nuestro ser en varias. Es como una radio que, mientras vivimos aquí, sintoniza con este universo. Nuestra muerte sólo es un cambio de conciencia, una transición. Sólo morimos en una dimensión para pasar a otras.

¿Es una convicción religiosa?
Es física cuántica. Yo no soy creyente. Muchas religiones se han acercado a esa realidad con técnicas de paso entre esas dimensiones, como la meditación o el misticismo.

¿Cómo lo sabe?
Porque estudio casos -me consultan decenas cada día- y las experiencias son recurrentes y concurrentes: confluyen tiempo -pasado, presente y futuro: tienen visiones- y espacio en sensación de unidad.

...
Y esos testimonios de cada día coinciden con los relatos de la mística y las visiones de profetas, gurús y santos desde hace siglos.

¿Todo está conectado?
Ven la luz (los niños me cuentan que un ángel; los ateos hablan de "una energía" y los creyentes, de Dios). Todos se refieren a lo mismo y que en ello se sienten integrados.

¿Por qué la ciencia lo ignora?
Hasta ahora, la mecánica cuántica demuestra que la luz consta de partículas que al mismo tiempo son ondas -creo que nuestra conciencia las retransmite- dependiendo del estado del observador.

La experiencia de lo objetivo, al fin, depende de tu estado subjetivo.
Así que, desde los gurús milenarios hasta los físicos cuánticos, cuando asumes tu transición sin miedo experimentas un anticipo de esa sensación de plenitud.


La contra de la Vanguardia