sábado, 2 de enero de 2010

LA MADRE DIVINA


Estos días, sea por la navidad (de natividad-nacimiento), sea por el renacimiento de la luz (por el solsticio de invierno) o el comienzo de un nuevo año. El hecho de nacer y de aquella que da vida (la madre) ha rondado por mi cabeza.
Me he acordado de mi madre y me ha conectado con todas las madres de las cuales todos somos hijos. Y un buen amigo mío me recuerda casualmente un tema musical de Snatar Kaur que canta a la madre divina.

La Madre Divina Cósmica representa el aspecto femenino de Dios; todo aquello que abarca el Universo Manifiesto. La Madre Divina es todo el Amor del Cósmos en una sola persona, Tiene infinitos aspectos y acepciones, es llamada de miles de formas (Isis, Insoberta, rea, Cibeles, Tonantzin, Kundalini, María, Miriam, etc.), ella es Stella Maris la Virgen del Mar, la que puede guiarnos en este borrascoso océano de la vida, somos por ahora tan solo leños embravecidos lanzados de un lado a otro por las olas de de la vida. Quien puede orientarnos de las tinieblas a la luz, es la bendita Madre del Mundo. Pero ¿Cómo podemos ponernos en contacto con esta parte de nuestro propio Ser?, a través de la meditación, si relajamos el cuerpo y la mente y nos concentramos en La Divina Madre, es posible recibir su ayuda. “Pedid y se os dará”, “Tocad y se os abrirá”. Llamemos a la Madre Divina cual hijo llama a su madre cuando tiene hambre, con fe, con el corazón y ella nos asistirá siempre.
Tras este inciso, aquí tenéis este tema precioso cantado por una mujer (madre) de voz angelical. Así que no me queda más remedio que compartirlo con todos vosotros.




Aun así, madres y padres, recordad que…
Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos,
pues, ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas,
porque ellas, viven en la casa del mañana,
que no pueden visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual,
tus hijos como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
Khalil Gibran