martes, 23 de marzo de 2010

LA RIQUEZA INTERIOR

La historia se refierea un individuo que se mudo de aldea, en la India, y se encontró con lo que allí llaman un maestro.
Este es un mendicante errante, una persona que, tras haber alcanzado la iluminación, comprende que el mundo entero es su hogar,el cielo su techo y Dios su Padre, que cuidara de el.
Entonces se traslada de un lugar al otro. Tal como tu y yo nos trasladaríamos de una habitación a otra de nuestro hogar.
Al encontrarse con el maestro, el aldeano dijo:
"No lo puedo creer! Anoche soñé con usted. Soñé que el Señor me decía:

-Mañana por la mañana abandonaras la aldea, hacia las once, y te encontraras con este maestro errante- y aquí me encontré con usted."
"Que mas le dijo el Señor?" Pregunto el maestro.
Me dijo: "Si el hombre te da una piedra preciosa que posee, serás el hombre mas rico del mundo..

Me daría usted la piedra?"
Entonces el maestro revolvió en un pequeño zurrón que llevaba y dijo:"Será esta la piedra de la cual usted hablaba?"
El aldeano no podía dar crédito a sus ojos, porque era un diamante, el diamante mas grande del mundo.
"Podría quedármelo? ""Por supuesto, puede conservarlo; lo encontré en un bosque. Es para usted."
Siguió su camino y se sentó bajo un árbol, en las afueras de la aldea. El aldeano tomo el diamante y que inmensa fue su dicha! Como lo es la nuestra el día en que obtenemos algo que realmente deseamos.
El aldeano en vez de ir a su hogar, se sentó bajo un árbol y permaneció todo el día sentado, sumido en meditación.
Al caer la tarde, se dirigió al árbol bajo el cual estaba sentado el maestro, le devolvió a este el diamante y dijo: "Podría hacerme un favor?"
"Cual?" le pregunto el maestro.
"Podría darme la riqueza que le permite a usted deshacerse de esta piedra preciosa tan fácilmente?"...

Lo esencial es invisible
A los ojos!!
¿Qué tesoro buscas tu?
Te dejo pensando...

LA SOMBRA

Una de las ideas más interesantes de Carl Gustav Jung fue el concepto de “La Sombra“. Jung denominó como el arquetipo de “La Sombra” a todos los aspectos ocultos o inconscientes del individuo, tanto positivos como negativos, que éste concientemente ha reprimido o nunca ha reconocido para sí. Decía, que “la sombra representa cualidades y atributos desconocidos o poco conocidos del ego tanto individuales (incluso conscientes) como colectivos. Cuando queremos ver nuestra propia sombra nos damos cuenta (muchas veces con vergüenza) de cualidades e impulsos que negamos en nosotros mismos, pero que podemos ver claramente en otras personas.”
En su mayor parte, la sombra se compone de deseos reprimidos e impulsos incivilizados que hemos excluido de nuestra auto imagen, es decir de cómo nos vemos a nosotros mismos. Estas motivaciones son percibidas como moralmente inferiores para el “ideal” de lo que creemos que somos, por lo que también depositamos en la sombra fantasías y resentimientos. De esta manera, la sombra abarca en general todas aquellas cosas de las cuales uno no se siente para nada orgulloso. Es algo así como la cochambre que barremos debajo de nuestra alfombra consciente. Estas características no reconocidas en uno, a menudo se perciben en los demás a través del mecanismo de proyección, el cual consiste en observar las propias tendencias inconscientes en otras personas. Debido a la dificultad de reconocer y aceptar nuestra propia sombra, este mecanismo de proyección es una de las formas más recurrentes y negativas de no trabajar los propios defectos y adjudicar éstos sólo a los demás.
El ser humano proyecta, en un mal anónimo que existe en el mundo exterior, todas las manifestaciones que salen de su sombra, porque tiene miedo de encontrar en sí mismo la verdadera fuente de toda desgracia. Todo lo que el ser humano rechaza pasa a su sombra que es la suma de todo lo que él no quiere, pero debe ocuparse en forma muy especial de estos aspectos, pues al rechazar en su interior un principio determinado, cada vez que lo encuentre en el mundo exterior desencadenará en él una reacción de repudio. Sumado a esto, la sombra está expuesta a contagios colectivos, debido a que el individuo es seducido por el anonimato del grupo y se deja llevar por la masa desenfrenada, en esta masa anónima, la personalidad puede expresar lo reprimido o sus aspectos no reconocidos bajo el amparo y aprobación del grupo.
El emprender este difícil camino de enfrentar, reconocer, integrar y trabajar con nuestra sombra es necesario para el conocimiento y realización total de uno mismo, proceso al que Jung denominó el proceso de individuación. La confrontación de la conciencia con su sombra es una necesidad terapéutica y, en realidad, el primer requisito para cualquier método psicológico completo. Vale la pena pasar por este proceso de llagar a un acuerdo con “El Otro” que hay en nosotros, porque así logramos conocer aspectos de nuestra naturaleza que no aceptaríamos, que nadie nos mostrará, y que nosotros mismos jamás admitiríamos.
Enfrentarse a la sombra contempla trabajar e integrar ambos lados: aquellas cualidades y actividades de las cuales uno no se enorgullece, y nuevas posibilidades que uno nunca supo que estaban ahí. Cuando aprendemos a reconocer nuestra sombra y a vivirla un poco más, nos volvemos más accesibles, naturales, y humanos, nos integra al grupo y dejamos de estar sobre él, para ser humanos entre humanos en una relación natural.